Fuente: www.actitudfem.com |
Tóxicos presentes en los desodorantes convencionales
Existen cinco categorías de ingredientes comunes en los productos comerciales convencionales (sin certificación natural o ecológica).
Triclosán, antibiótico y hormonal
Es una sustancia antibiótica que se relaciona con la aparición de resistencias bacterianas y actividad hormonal anormal, según se ha podido comprobar en estudios realizados con animales.
Se encuentra también en jabones, productos contra el acné y dentífricos.
Sales de aluminio, eliminan el sudor y las bacterias
Se utilizan para reducir la cantidad de sudor, pero causan inestabilidad en los genes del tejido mamario y alteran las poblaciones de microbiota cutánea.
Aunque los investigadores no han determinado que sean cancerígenos conviene reducir o eliminar su consumo.
Ftalatos, disruptores endocrinos
Estos compuestos son disruptores endocrinos que interfieren con la testosterona (en hombres y en mujeres) y afectan al sistema nervioso.
Son capaces de reducir el potencial de fertilidad e, incluso, en caso de embarazo, afectar al desarrollo del feto. Se han relacionado con mayor riesgo de sufrir asma.
Fragancias desconocidas
Es prácticamente imposible saber qué se esconde detrás de este identificador genérico en las listas de ingredientes. Lo más probable es que sean derivados del petróleo, que pueden ser ftalatos u otros compuestos potencialmente alergénicos e irritantes.
Parabenes conservantes y ¿cancerígenos?
Son conservantes que pueden interferir con las hormonas femeninas. Hace unos años se descubrió que estas sustancias aparecían concentradas en las muestras de tejido canceroso.
No se ha podido establecer una relación de causa efecto, pero el hecho de que estos conservantes sean también disruptores hormonales resulta por lo menos sospechoso. Es mejor evitarlos y muchos fabricantes ya los han eliminado de su composición.
Cómo preparar tu desodorante en casa
Los productos ecológicos y las preparaciones caseras son una opción más segura que los desodorantes de supermercado o farmacia.
Con limón: el ácido cítrico del jugo de limón elimina el exceso de bacterias que causan el olor. Solo tienes que pasarte una rodaja fina.
Con bicarbonato: mezcla 1 g de bicarbonato en unas gotas de agua (sin que llegue a disolverse del todo) y aplícalo en las axilas.
En pasta: mezcla 30 g de harina de maíz, 30 g de bicarbonato de sodio y 5 cucharadas de aceite de coco. Obtendrás una pasta desodorante.
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